Los dedos me dolían de tanto apretar el lapicero al escribir. El profesor dictaba y dictaba. Miré a mi compañera del costado, la encontré linda como siempre, recostando su rostro en la mesa con el brazo izquierdo también recostado, con el derecho escribiendo sin chistar.
El rostro de Alexandra se hallaba perdido entre las líneas que dibujaba, un rostro delicado y triste; sus labios reposaban juntos, hacían muecas de rato en rato, yo la miro como si fuese la primera vez que lo hago, siempre ocurría así, me deleitaba de su mutismo. Sus gafas descansan cómodamente en su rostro, parecía que han sido diseñadas para los desniveles de sus mejillas. Se veía tranquila, como nunca. Pero Ale no es tranquila en absoluto, es, más bien, una bandida, renegona, habladora, gritona y amiga, siempre.
Me di por vencido, las yemas de los dedos las tendré con ampollas de tanto escribir. Siento que odio al profesor, pero es un odio sano, parece un disgusto fuerte, razón suficiente para desaprobarlo en la evaluación de los docentes este fin de mes.
- Ale, me prestas tu cuaderno para sacarle unas copias. Me cansé de escribir.
- Ja. Ya Anthony. Ja. Tú sí eres flojo. Ja.
No le respondo. Maldita sea, otra que me dice flojo. Quizá tengan razón. Si tuviera más práctica no sentiría las yemas de mis dedos gastados. Abro mi cuaderno en la última página. Ahora me concentro en Ale sin verla. Le escribo un poema.
La adolescencia me ha destruido. Primero los amigos se me están alejando o, talvez, yo me alejo de ellos, me encierro en un grupo más cerrado y escogido sin querer queriendo. Segundo está mi familia, soy incomprendido, nadie cree que tengo verdaderos problemas, nadie habla conmigo, nadie me conoce en realidad. Soy como un fantasma, todos saben que existo (no todos) pero tratan de ignorarme.
He probado el alcohol y lo he escupido, le dije a Randy que la cerveza es una mierda y que apesta a meado. El cigarro me ha atorado, creo que el humo se subió a mi cerebro y todo se me ha vuelto gris, hasta los sentimientos.
Tengo una enamorada y unas amantes furtivas. Me siento estúpido, hago eso por consejo de mis amigos. Me gusta alardear un poco, por eso todos me odian. Ya no me importa más, ya nada importa ni importo a nadie. Mejor así, por supuesto.
Triste, depresivo, sin sentido divago por la ciudad de Lima, salgo del colegio para ir corriendo al Internet. Del Internet a caminar sin sentido por las sucias avenidas de Breña con algunos amigos, haciendo cosas destructivas para la sociedad. "Pasándola..."
Y de noche. La falta de apoyo moral me seca la mente. Subo corriendo hacia la azotea, el cuárto piso, veo desde allí el suelo, no sufro de vértigo, todo lo contrario, siento muchas ganas de lanzarme. Me imagino muerto, seguramente ensangrentado, el rostro deformado, la piel fría, mis padres llorando, eso me consuela un poco, necesito un psicólogo con urgencia. La idea de lanzarse es interesante en el fondo, me desanima la idea de quedar vivo después del impacto, lleno de dolores por todo el cuerpo, siendo una carga más para la familia, a mis padres recriminándome la estupidez hasta que me muera de verdad. Ya basta.
Entonces compré un cuaderno. Empecé a escribir en él mis días caóticos, algunos problemas, mis tristezas, mis risas, etcétera. Pero las yemas de los dedos me duelen siempre que avanzo. No importa, eso me gusta, no el dolor sino escribir. El dolor talvez, uno nunca sabe.
Han pasado tres años, he escrito mucho. Ahora estoy en la universidad. Nunca he publicado nada. Mis primeros cuentos los han leído las personas que me rodean y me dicen que son aburridos, que ya deja de escribir, aburres, Anthony. Mis poemas sólo gustan de Johana, mi enamorada modesta. Y cuando acabemos tengo miedo de que me tire en la cara lo que ya le escribí: Puras tonterías que me escribiste, Anthony, te regalo tus poemas.
El rostro de Alexandra se hallaba perdido entre las líneas que dibujaba, un rostro delicado y triste; sus labios reposaban juntos, hacían muecas de rato en rato, yo la miro como si fuese la primera vez que lo hago, siempre ocurría así, me deleitaba de su mutismo. Sus gafas descansan cómodamente en su rostro, parecía que han sido diseñadas para los desniveles de sus mejillas. Se veía tranquila, como nunca. Pero Ale no es tranquila en absoluto, es, más bien, una bandida, renegona, habladora, gritona y amiga, siempre.
Me di por vencido, las yemas de los dedos las tendré con ampollas de tanto escribir. Siento que odio al profesor, pero es un odio sano, parece un disgusto fuerte, razón suficiente para desaprobarlo en la evaluación de los docentes este fin de mes.
- Ale, me prestas tu cuaderno para sacarle unas copias. Me cansé de escribir.
- Ja. Ya Anthony. Ja. Tú sí eres flojo. Ja.
No le respondo. Maldita sea, otra que me dice flojo. Quizá tengan razón. Si tuviera más práctica no sentiría las yemas de mis dedos gastados. Abro mi cuaderno en la última página. Ahora me concentro en Ale sin verla. Le escribo un poema.
La adolescencia me ha destruido. Primero los amigos se me están alejando o, talvez, yo me alejo de ellos, me encierro en un grupo más cerrado y escogido sin querer queriendo. Segundo está mi familia, soy incomprendido, nadie cree que tengo verdaderos problemas, nadie habla conmigo, nadie me conoce en realidad. Soy como un fantasma, todos saben que existo (no todos) pero tratan de ignorarme.
He probado el alcohol y lo he escupido, le dije a Randy que la cerveza es una mierda y que apesta a meado. El cigarro me ha atorado, creo que el humo se subió a mi cerebro y todo se me ha vuelto gris, hasta los sentimientos.
Tengo una enamorada y unas amantes furtivas. Me siento estúpido, hago eso por consejo de mis amigos. Me gusta alardear un poco, por eso todos me odian. Ya no me importa más, ya nada importa ni importo a nadie. Mejor así, por supuesto.
Triste, depresivo, sin sentido divago por la ciudad de Lima, salgo del colegio para ir corriendo al Internet. Del Internet a caminar sin sentido por las sucias avenidas de Breña con algunos amigos, haciendo cosas destructivas para la sociedad. "Pasándola..."
Y de noche. La falta de apoyo moral me seca la mente. Subo corriendo hacia la azotea, el cuárto piso, veo desde allí el suelo, no sufro de vértigo, todo lo contrario, siento muchas ganas de lanzarme. Me imagino muerto, seguramente ensangrentado, el rostro deformado, la piel fría, mis padres llorando, eso me consuela un poco, necesito un psicólogo con urgencia. La idea de lanzarse es interesante en el fondo, me desanima la idea de quedar vivo después del impacto, lleno de dolores por todo el cuerpo, siendo una carga más para la familia, a mis padres recriminándome la estupidez hasta que me muera de verdad. Ya basta.
Entonces compré un cuaderno. Empecé a escribir en él mis días caóticos, algunos problemas, mis tristezas, mis risas, etcétera. Pero las yemas de los dedos me duelen siempre que avanzo. No importa, eso me gusta, no el dolor sino escribir. El dolor talvez, uno nunca sabe.
Han pasado tres años, he escrito mucho. Ahora estoy en la universidad. Nunca he publicado nada. Mis primeros cuentos los han leído las personas que me rodean y me dicen que son aburridos, que ya deja de escribir, aburres, Anthony. Mis poemas sólo gustan de Johana, mi enamorada modesta. Y cuando acabemos tengo miedo de que me tire en la cara lo que ya le escribí: Puras tonterías que me escribiste, Anthony, te regalo tus poemas.
Ahora no soy tan triste como antes. Soy juguetón. Le debo mi vida a las letras (literalmente), ya pronto publicaré (Dentro de un mes), pero primero tengo que enseñarles el camino que me tocó seguir. Qué experiencias recogí en mi iniciación. Cómo superé mis complejos ingrávidos y sostenibles. Lo desastroso que fui en un comienzo. Las mujeres que influenciaron (Siempre son las mujeres). También anécdotas amenas y sinceras de mi fustración y mis deseos imperiosos por escribir. Todo se registró en ese cuaderno que compré en el colegio. He escogido algunas páginas. Bon Apetit.
11 comentarios:
Bien muchacho. Al final la alegría es lo que cuenta. Full práctica.
tienes un par de errores ortográficos, pero está chevre lo que has escrito. Sigue adelante siempre,tienes un buen futuro como escritor ahh. Practica mucho eso te ayudará.
Bravazo, Anthony. Unas palabras desde el fondo, inspiradoras. Escribes bien. Me recuerda a Jayme Bayly.
Lindooo...igual q la persona q lo escribe. Inspirador...me recuerda,
Asu es completamente interesante, tiene de todo un poco y parece una verdadera azaña tu vida.
Interesate... Sigue publicando.
Versos hermosos para un escritor frustrado... Juegas mucho con el tiempo... Tienes talento desarrollalo.
me parece interesante,,,,pero que culpa tenemos nosotras .......aunq halla sido solo por un momentoo.....bueno......me explicaras despues.,..........LO BUENO ES QUE DISO TE ALCANZOO Y PUDO TRANSFORMARTE.......DIOS TE BENDIGA 100PRE ................KAREM
HERMANO .. NITOO.. SUENA MAS LINDOO.. BUENO ME ALEGRA POR TU TALENTOO.. PUES. ERES SUPERU,, SERAS BUEN ESCRITOR YA PUES SIGUE ESCRIBIENDO DEL PERRO DE DAVID,.. O BUENO MEJOR DICHO COMO LE DECIA NATY A SU ENAMORADO..QUE CADA VEZ Q ME ABUERDO ME DA RISA FATALL.. JAJAJ TKM PARA SIEMPRE ..Ç
Bien Anthony!
Bacán man. Pasame tus publicaciones para comprar tus libros.
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